martes, 30 de octubre de 2007

Conocimiento y control


[Texto para un ramo. Muy lleno como para escribir algo nuevo]

La relación entre conocimiento y poder es un tema que no se ha tocado hasta recientemente. Podríamos aglomerar a los teóricos que hablan de esta relación como aquellos que piensan que el conocimiento es una herramienta de los ejes del poder para mantenerse en su posición.

Ya en Marx se avispaba la idea de una relación entre conocimiento y poder. Marx nos hablaba de la sociedad como dividida en dos niveles: el de la infraestructura y el de la superestructura, y de cómo la primera define a la segunda. A partir de esta relación es que se podía hipotetizar que el conocimiento (perteneciente al mundo de las ideas, a la superestructura) no era más que parte del “velo de la ignorancia” que imponía la clase dominante. Por otra parte, Marx no desarrolló mayormente la posibilidad de esta idea. Sin embargo, debe tomarse en cuenta su importancia como precursor de esta visión.

El teórico que fue el primero en descubrir y describir la existencia en esta relación vendría a ser Frederich Nietzsche. Él insiste en la noción de que el conocimiento no es más que una construcción social, originada por aquellos que se encuentran en la cima del poder. Por supuesto que este era tan sólo el punto de vista de un filósofo, que no poseía evidencia argumentativa en absoluto, cosa que para un sociólogo es pecado contra la naturaleza, pero ese punto de partida serviría para muchos teóricos en el futuro[1].

La cuestión acerca del conocimiento y del poder obtuvo una revisión adecuada con la aparición de los teoricos de la reproducción cultural. Herederos de Marx, proponen el ver al conocimiento como una herramienta de manipulación de las clases dominantes. La educación, en específico, sirve para transmitir los valores y creencias que justifican la dominación. De esta forma se asegura la perpetuación del estado de las cosas.

Uno de los exponentes más importantes de la relación entre control y conocimiento en los últimos años es Pierre Bourdieu. Las teorías de la reproducción cultural muestran cómo la adquisición de cierto conocimiento legitimizado ayuda a mantener un status quo dentro del círculo de poder. En el texto Los estudiantes y la cultura, Bourdieu es especialmente lúcido al mostrar cómo la adquisición de conocimiento en la educación superior cumple una doble función dentro de la reproducción cultural: entre las clases altas, mantenerlas dentro de su lugar en la sociedad, a través de la apariencia de mayor inteligencia y capacidad académica. En las clases medias y bajas, perpetuar la eliminación de estudiantes y aceptación de aquellos que adhieren efectivamente a las formas de control. Por medio de una educación homogeneizante, se ocultan las desventajas intelectuales que nacen del hogar y de la mayor apertura de posibilidades. Los estudiantes de clase media aparecen como los “aplicados” y los estudiantes de clase baja aparecen como los “esforzados”

Bourdieu es un autor en extremo original y revelador, pero también puede ser víctima de muchas críticas. La más importante es la referente a si lo que describe es aplicable a otros contextos que no sean la sociedad francesa[2]. Si bien la idea de Bourdieu de una clase dominante altamente intelectualizada resultado cuestionable, lo que sin duda es aceptable es el hecho de que, para realizarse profesionalmente, es necesario adquirir ciertos conocimientos aprobados académicamente. Y más que el hecho de haberlos adquirido o no, lo que realmente pesa es el aprobar las evaluaciones académicas, de tal forma que uno pueda titularse de la carrera que está estudiando. Esto es posible de afirmarse por dos razones: la primera, porque la futura profesión que se realizará no asegura en absoluto la utilización del conocimiento adquirido. De hecho, salvo que se opte por una profesión relacionada con lo académico, la mayoría de los conocimientos aprendidos durante la educación superior serán relegados a un segundo plano mental, debido a que estos no se adecuan a la profesión realizada, no son “prácticos”. La segunda, al entrevistar a diferentes estudiantes y egresados, es poco probable que a todos ellos el conocimiento adquirido les pese de la misma manera. Dicho de otro modo, para algunos este aprendizaje se enraíza más superficialmente en unos que en otros.

Un importante sujeto que trata el tema de la relación existente entre conocimiento y poder es Michael Young. Este sociólogo de la educación propone que la necesidad dentro de su ámbito es la de redefinir el área de estudio. En sus palabras, en lugar de estudiar problemas ya dados, crear nuevas preguntas que den lugar a nuevos problemas. Las cuestiones respecto a la educación vendría a ser un fragmento, un síntoma de lo que es el cómo se define como conocimiento escolar y académico. El deber del sociólogo es encontrar como se define el conocimiento, y como esto repercute en el área de la educación. En Young encontramos una reivindicación al rol del sociólogo de la educación, puesto que él se encuentra en una posición privilegiada para encontrar las relaciones entre conocimiento y poder.

Para entender la relación entre conocimiento y poder como algo percibible en el día a día, basta con explorar los contenidos de los curriculums de la educación básica-media y superior. En el caso de la educación superior, el poder detrás del conocimiento a través de lo que se considera como saber valorado y saber no valorado. Volviendo a lo descrito anteriormente, en la universidad no se tanta importancia a lo que se aprende efectivamente, o a la evolución intelectual del alumnado, sino que se aprueben efectivamente los ramos designados por la malla curricular.

Para ir más lejos dentro de este ejemplo, observemos los rankings de ingreso laboral por carrera. Las profesiones en estos casos se evalúan utilizando las leyes clásicas del mercado, de la oferta y la demanda. Esto no tendría importancia si no fuera porque es posible observar que las carreras que suelen traducirse en mejores ingresos, son justamente las carreras más solicitadas.

En futurolaboral.cl obtenemos el dato del ingreso promedio según carrera. Vemos que el de los licenciados en Licenciatura en Artes graduados entre el 2000 y el 2001 fue de $459.015 mensuales en su cuarto año de trabajo, mientras que el de los licenciados en Medicina graduados entre el 2000 y el 2001 fue de $1.348.570 mensuales en su cuarto año de trabajo. También veremos los datos de postulación. En el año 2007, en la Universidad de Chile, la carrera “Licenciatura en Artes con mención en Teoría de la Música”[3] el primer matriculado (aquel con mayor puntaje) obtuvo 760,45 puntos, mientras que el último seleccionado (aquel con el mínimo puntaje dentro del cupo establecido) obtuvo 659,25 puntos. Por otro lado, en “Medicina, Licenciatura en Medicina”, el mayor puntaje es de 821,25, y el menor es de 757,45. La Universidad católica sólo provee el dato respecto al último matriculado, que serían 633,4 puntos para Arte y 773 para Medicina. Alguien podría argumentar que el número de postulantes a Medicina es mucho mayor que los postulantes a Arte, pero eso no haría más que confirmar lo dicho anteriormente.

Lo que se puede concluir es que un conocimiento valorado se puede considerar como uno que pueda ser puesto en práctica a cambio de un beneficio, que sea rentable. Medicina se observa como un conocimiento altamente rentable por el alto ingreso que se obtiene al ejercerse. En general, es posible ver que existe una tendencia de las carreras científicas de ser las que repercuten en mayores ingresos, lo que sirve para pensar que, en la sociedad contemporánea, es este el tipo de conocimiento más valorado. Por otra parte, las carreras artísticas son poco rentables, no tienen un uso práctico o que genere ganancia económica.

Este pequeño ejemplo sirve para demostrar el hecho de que no todos los conocimientos son igualmente apreciados, y que ese tipo de nomenclatura las generan las facciones de poder. ¿Quiénes ofrecen los sueldos más altos, sino las elites? Al configurar el mercado laboral a su gusto, consiguen dictar con mayor facilidad qué clase de conocimiento posee más valor latente, y esto a través no de un control directo, sino que dentro de la libertad del libremercado.



[1] Foucault, quien mucho después vendría a realizar toda una teoría acerca de cómo la escuela condiciona para la adaptación a las fuerzas de poder, se declaraba un nietzscheano.

[2] Por ejemplo: Jean Anyon describe en clase social y conocimiento escolar la educación primaria y secundaria de las elites, mostrando cómo allí se manejan en términos de excelencia académica y altas presiones para mantenerse al nivel. Esto se contradice con lo que Bourdieu ve como un acondicionamiento por habitus, oculto tras la falsa noción de “talento”.

[3] Existen varias menciones como Teatro o Artes Plásticas. Utilizo esta porque es la que tiene mayores puntajes. La de menor puntaje es Licenciatura en Artes con m/ en Actuación Teatral, donde el mayor postulante tenía 723,1 puntos, y el menor 612,8.

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