Vivir o morir en Puente Asalto

Tenemos hoy en televisión no uno, sino dos especiales dedicados a Puente Alto: Informe Especial y su “Vivir o morir en Puente Alto” y En la mira y su “Puente Asalto” (vaya con la creatividad). De la nada, parece que los medios quieren convertir a esta comuna en la nueva Legua. Y (espero) fallan miserablemente.

Porque una cosa es estigmatizar a una población callampa que no tiene voz ni voto, y otra muy distinta es estigmatizar a la comuna más poblada de Santiago, superando los 600 mil habitantes. Una comuna que dispone de todos los servicios necesarios en una ciudad moderna: Malls, grandes supermercados, un hospital, línea de Metro, etc.

La estigmatización es un negocio bien rentable: aterroriza a la población general con la idea de un hervidero del crimen, produce buenos ratings y previene a los contratistas sobre los peligros de poner a trabajar a esta gente. Cualquier día el señor Sandoval se rebela como lanza internacional o rey de narcotráfico, y se roba la plata de la gente honesta (y sabemos que son honestas porque no vienen de esas poblaciones sin ley ni Dios).

Saben… creo voy a pasar de este proyecto. Es que no se me ocurre cómo a alguien en sus plenas facultades mentales encontró viable el satanizar a una décima parte de la población santiaguina. Si piensan que de un día para otro la nación va a pensar que los más de 600 individuos que habitan Puente Alto con todos cogoteros y narcos, entonces no sé en qué están pensando los informativos de la TV. Y si piensan que los más de 600 individuos van a dejar que los categoricen de manzanas podridas sin reclamar, también se equivocan. Saludo a la Cuarta por poner a los puentealtinos furiosos en portada.

Quería publicar el tema después de ver aunque sea uno de los susodichos reportajes. Elegí En la mira. A los 15 minutos ya me arrepiento. Es exactamente lo mismo de siempre: consumo de drogas en público, violencia intrafamiliar -“porque la quiero”, tenía que ser-, pistolas y machetes hasta las… pestañas, y mucho, MUCHO llanto. Es lo mismo, pero a mayor escala. Y con un narrador que a veces se cree muy irónico-reflexivo y que resulta insoportable.

No culpo tanto a En la mira; ya han intentado reportajes que no apelan al escándalo inmediato; pero cuando lo hacen, el rating no los acompaña. Y me imagino que a Informe Especial le pasará lo mismo. Pero espero que, para la próxima, la propaganda por la ignorancia y el prejuicio sea un tanto más creíble.