miércoles, 16 de abril de 2008

Muy interesante


Hace tiempo quería hablar de una cierta tendencia de principios del siglo XXI que todos podemos leer en esos diarios que regalan en el metro[1]: los físicos y biólogos que intentan imponerse como en todas las áreas de la vida humana. Yo he leído notas de esas, y ud. de seguro que también las ha leído en ese tiempo no recobrado que son los viajes en transporte público o las salas de espera del dentista (¿Cuándo fue su última consulta, lector? Recuerde sus 2 veces al año). Son ese tipo de “noticias” (porque ni los diarios los tratan de noticias…) que ocupan menos de 100 palabras en desarrollarse, que no incluyen foto y que ocupan los rincones donde nadie quiso financiar publicidad. Siempre nos atraen con títulos curiosos, de naturaleza campiana (que no kantiana) y los leemos. Y si tenemos 2 dedos de frente, nos dejan un gustillo amargo en la lengua en las papilas, y nos preguntamos: “¿Y esto de qué sirve?”[2].

Explicando características de la personalidad como la tacañería por medio de la genética (¡Dale Gattaca!), demostrando Marx tenía una variedad de tiña que lo forzó a pensar en la teoría de la alienación (seguro que, además, se comía los mocos), o formulando una ecuación para calcular la sensualidad de una mujer (Para todo X: ).(= (_I_)* 0,7), los practicantes de la ciencia dura parecen dominar en toda área de conocimiento.

Probablemente a muchos académicos de las ciencias sociales les irrite profundamente esta alevosía. Sienten que es una gota más en el tejado de vidrio que los científicos duros conciben como el estudio de la humanidad.

A mí, sinceramente, me hace gracia.

Para empezar, no soy tan taaan fanático de la empiria. O sea, sí, es rico el tener una base para lo que esté diciendo y todo, pero no mataría por ella.

Me hace gracia porque me recuerda a los experimentos de la ciencia victoriana, donde existen pruebas irrefutables de que, entre otras cosas, la lectura de pornografía causa turbaciones en el cerebro, hematomas en el torso y ataques de mongolismo. (En serio, lean algo sobre ciencia popular victoriana; resulta tan difícil discernir entre un “estudio” y una novela de Wells que resulta graciosísima).

Me hace gracia porque los veo aproximarse a algo que no llegan a comprender, con herramientas que no sirven (o en el caso Marx, ni siquiera con herramientas). Yo los veo como niños de kinder tratando de explicar por qué les gustó tanto la última película de Shrek. Como no saben sobre el sentido de la parodia o el correcto uso de una narrativa coherente y autosuficiente, te dirán argumentos como “porque Burro es chistoso” o “porque los buenos ganan”. Argumentos que puede que sean ciertos, pero que no dicen nada acerca de si la película era buena o no.

De la misma forma, estos científicos nos pueden estar diciendo una verdad perfectamente elaborada, pero como está desprovista de un contexto general, pierde el sentido de importancia. Por eso es que sus descubrimientos aparecen como notas esparcidas en periódicos de segunda: porque no están generando conocimiento; están construyendo trivia. Estos hombres y mujeres, ¿sinceramente creen que están aportando al conocimiento absoluto? ¿O será acaso consecuencia de un campo en que todo se ha hecho o se esta haciendo, y donde quienes no son material de Nobel se han abandonado al hedonismo ocioso?

Y yo me pregunto: ¿Es a esto a lo que aspiraban con mor de pasión Durkheim, Nagel, Pareto? ¿Que los cientistas sociales sean tan venerados y respetados como los Prometeos que traen al mundo tal vez no el fuego, pero sí un compuesto químico esencial para un cabello sano y lustroso? Si ese es mi destino como científico, sinceramente prefiere dedicarme a la charlatanería.

Por último, no olvidemos al Mercado, que asegura un status de igualdad de condiciones para humanistas y naturalistas: por igual terminarán trabajando, unidos en fraternal abrazo, en la imperiosa labor de descubrir el cómo hacer para que la gente compre más sopapos.


[1] ¿Sabía ud. que…. esos diarios se reparten alrededor de las 8 porque los datos muestran que a esa hora es que la gente de estratos más altos salen a trabajar? Ahí tienen su “información gratuita y democrática”.

[2] Este blog niega cualquier adherencia con la corriente del pragmatismo. El autor se abstiene de la posible responsabilidad como pregonero de esta ideología.

4 comentarios:

Quillapa Huillac dijo...

Nos presentan a la ciencia como un método y saber que hasta en los asuntos más triviales y más cotidianos esta presente, que puede hacerse cargo de aspectos tan inusitados de la vida.
En general se expone a la ciencia de esa forma, y sobre todo hoy con toda la gilipollez de la genética. Quizás como van podrían encontrar los genes que determinan el tamaño del ano, seria un alivio para muchos.

Ya hicieron sandias cuadradas y sin pepas, plátanos rectos, entre muchas otras cosas súper interesantes y útiles, que podrían salvar a la humanidad del Apocalipsis, la peste negra, y los ovnis.

Quillapa Huillac dijo...

Cachate esta guea:
http://www.elmundo.es/papel/2004/01/07/ciencia/1553029.html

""Solo 50 genes controlan el gusto y el olfato""

¿Por qué a unas personas le gustan determinadas fragancias y sabores, y a otras no? Un equipo de investigadores israelíes del Instituto Científico Weizman acaba de descubrir que todo se reduce a unas pocas decenas de genes, un asunto que puede interesar también a fabricantes de alimentos y de perfumes..... (la conclusion es increible)


¡¡¡¡¡¿¿Y Bourdieu.... donde esta Bourdieu.... y ahora quien podra ayudarnos ???!!!!

socióblogo dijo...

Hace no mucho un estudiante gringo redactó paródicamente una noticia de este estilo. Se anunciaba que en Johns Hopkins habían descubierto que el sexo oral (tragando) ayudaba a prevenir el cáncer de mamas. Subió el texto a internet y de ahí miles de medios lo replicaron. A Chile la noticia llegó a través de LUN

Vicente Vadich dijo...

LUN debe ser como el Jerusalem de las pseudonoticias.

En serio... el miercoles me compré uno, y no salía nada con cara de noticia dura. Ni siquiera el tema de la marcha por la pastilla (que era el tema de portada), que sólo se quedaba en lo anecdótico.