- Michel Houellebecq (Ampliación del campo de batalla)
“No es sólo para amebas”
Leyendo sobre nuevos estilos de vida que aparecen como piedras en el contexto postmoderno o hipermoderno o comosellame, vengo a enterarme de la tendencia de los asexuales[1]. Según la definición de
La asexualidad difiere de tantas posturas tan recientes en que personajes adherientes a esta forma de vida siempre han existido en la historia: piénsese por ejemplo en Diógenes, padre del cinismo, al que cuando le preguntaron cómo evadir la lujuria de la carne, comenzó a masturbarse allí mismo. Cuando fue amonestado por tal acto, respondió: “si tan sólo pudiera saciar el hambre simplemente frotándome el vientre”. Un ejemplo un poco más actual lo podemos encontrar en Morrissey, quien en entrevistas siempre se declara como asexual (aun sí esta declaración se contradice con la temática de sus canciones).
Una postura como la de la asexualidad parece extraña solamente en una cultura (como la nuestra) en la que el sexo aparece como un elemento vital en la vida de los individuos. En otro tipo de sociedad sería perfectamente aceptado, incluso deseado.
¿Libertad sexual?
Lo que encuentro más interesante sobre el tema de la asexualidad es que puede utilizarse como punto de partida para formular una hipótesis poco menos que controversial: que la “libertad sexual” de nuestros tiempos es una falacia. Esto pensando en que la base de una libertad de cualquier tipo es la libertad de elección.
El asexual se ve enfrentado a una cultura que le demanda una vida sexual plena, y si se niega, se sospecha de él (“reprimidas” para las mujeres, “en el closet” para los hombres). Uno de los fenómenos que hicieron que me interesara por la sociología es lo fácil que la gente olvida cómo eran las cosas en un contexto que no sea el suyo; en este caso, olvidan los siglos precederos en los que esta no era una preocupación de peso, y sin embargo la humanidad podía seguir una vida corriente. Por citar a un autor, me podría referir al concepto de “falsa necesidad” acuñada por Gramsci[3]: que es algo que supuestamente hará que nuestra vida sea plena al consumirlo, pero que en realidad no es más que una imposición. Como decía un usuario del foro de
Que la idea de un individuo que rechace el sexo por razones que no sean de urgencia vital, como una mera cuestión de preferencias, sea tan inconcenbile, es señal de lo fuerte que es la presión ejercida. No es por desmerecer ni satanizar (no, en serio, ¿existe un movimiento serio y respetable que lo satanice?) el acto sexual, pero es que sinceramente está sobrevaluado. Porque dejemos algo bien claro para aquellos que no comprendieron el cambio de paradigma: el sexo es lo más convencional y mainstream que hay. Es visible en la publicidad, los medios, el arte. Se realizan incontables estudios científicos sobre sus propiedades positivas. Aún en Chile, un país que sigue defendiéndose de incorporar a pleno el discurso global, esto ya es un hecho. Sí, el condón ambulante fue retirado de las playas (y desde esos cuantos años harto ha cambiado el panorama), pero eso no detuvo a nadie de poner a otros o ponerse a sí mismos en cuatro.
La asexualidad como la nueva homosexualidad
Más brutal aún sería introducir el concepto dentro de la llamada sociedad de la tolerancia. Como mencioné arriba, el sexo juega un importante rol dentro de nuestra cultura. En ese contexto, una persona que se rehúsa a reconocerlo como parte importante de su vida es un posible blanco de miradas de desconfianza.
Comparemos la situación de los asexuales hoy con la de los homosexuales, en épocas donde era socialmente condenada. Anteriormente, la normalidad implicaba relaciones postmaritales con personas del género opuesto. Hoy, la normalidad implica relaciones pre y post maritales con personas (sin importar el género, siempre que sea consentido y constante). Antes la homosexualidad se asociaba con enfermedades biológicas y mentales, y cómo la cortina de una desviación mayor (la pedofilia)[4]. Hoy, la falta de un impulso sexual se asocia de igual forma con enfermedades biológicas y mentales, y como la cortina de un problema mayor (represión, orientación sexual equivocada).
Mi visión general es que en una sociedad siempre existe una discriminación hacia el otro, es algo inherente a ella. El mayor problema de nuestros tiempos es que dificulta identificar a quien se discrimina, debido al slogan de la tolerancia siempre presente en todos los discursos. Para identificar quienes son rechazados por la norma, es necesario partir del discurso mismo de lo que es normal. El tema de la asexualidad merece ser estudiada porque apunta de forma directa a cuestionar una de las premisas más importantes de nuestra sociedad actual: la revolución sexual. En un mundo en el que la sexualidad se relaciona directamente con un individuo sano, resulta difícil imaginar que un grupo que aboga por la no sexualidad sea aceptado con tanta facilidad.
[1] La entrada en inglés es superior en varios niveles; se recomiendo la lectura de este si se poseen las habilidades.
[2] http://www.asexuality.org AVEN (Asexual Visibility and Education Network (8 idiomas y ninguno de ellos es español, sorry))
[4] El mejor ejemplo posible: http://www.archive.org/details/boys_beware “Boys Beware” es un film educativo de la época de la guerra fría, con el fin de enseñar a niños y adolescentes sobre el peligro de encontrarse con los nefastos homosexuales. Anglófobicos no se preocupen, las imágenes hablan casi por si solas. (nótese al final, la magistral escena de persecución con el primer zombie homosexual de la historia audiovisual).
No hay comentarios:
Publicar un comentario