martes, 27 de noviembre de 2007

Vigilancia en centros de conglomeración humana: análisis comparativo de la vía pública y los centros comerciales



Dentro de la teoría foucaultiana, encontramos tres métodos por los que los sectores de dominación consiguen disciplinar a los individuos por “el buen camino”: la vigilancia, la sanción normalizada y el examen. Para este ensayo, me enfocaré únicamente en cómo se realiza la vigilancia en nuestra sociedad, en base a los postulados de Foucault. Podemos encontrar principalmente dos tipos de vigilancia: la que es controlada por el Estado, y la que es controlada por sectores privados. En ambos casos es posible poner la teoría en práctica, usando dos fenómenos que representen fielmente una situación de vigilancia como forma de dominación: para el primer caso utilizaré la vía pública, y para la segunda ocuparé los centros comerciales.


Primero que nada, hay que dejar en claro el objetivo de la vigilancia. Lo que se busca por este medio es detectar cualquier tipo de conducta desviante que pueda aparecer, y tomar medidas para suprimir esta actitud deleznable (esto mediante la sanción). Dado el tipo de lugares donde se enfoca este ensayo, “actitud desviante” se asociará con actos relacionados con el crimen, puesto que ese es el objetivo “manifiesto” (en términos de Merton) de vigilar los sitios donde transita una cierta cantidad de gente. Sin embargo, la vigilancia es igual de efectiva para detectar las actitudes de individuos que “atenten contra moral” o “indecentes”.


Empezaré hablando de la vía pública. Enfoquémonos en el sector céntrico de Santiago para estudiar esto. El centro es la zona pública de mayor conglomeración de personas en un mismo sitio, y de forma correspondiente es la zona pública donde se encuentra la mayor cantidad de dispositivos de vigilancia: cámaras visibles y no tanto, personal de carabineros de Chile, etc.[1] Cuando ocurre un hurto en el centro, los noticiarios ya poseen la grabación del suceso, con hora, fecha y leitmotiv. Son en ocasiones como estas cuando se nos recuerda que somos constantemente vigilados; la mayor parte del tiempo, simplemente no lo consideramos. Esto también es parte del sistema disciplinario de Foucault: la internalización de los métodos. Los individuos en sociedad hoy en día están condicionados de tal forma que la vigilancia ha pasado a ser considerada como parte de la vida cotidiana. Se está tan acostumbrado a ella, es tomado con tal naturalidad, que nos olvidamos de su existencia. Aquí también entra en juego la hipótesis de Foucault de que, en la sociedad moderna, no existe un sistema de poder absoluto, y quien gobierna es el sistema mismo. La vigilancia es realizada por personas que poseen un empleo, con obligaciones y responsabilidades. El material grabado, además, no pertenece a un individuo en específico, sino que son propiedad de la institución.


Hay que notar una diferencia sustancial entre la vigilancia en la vía pública y en centros comerciales, relacionado con los postulados de Foucault: La vía pública, a pesar de todos los arreglos que hemos atestiguado los santiaguinos durante siglos, sigue siendo una construcción propia de la arquitectura de la época moderna (cuyo pilar es el desafortunado modelo de “tablero de ajedrez”, característico del imperio hispano). Dado que es una edificación que nació ajena a los ideales de disciplina y poder, es imposible aplicar un sistema de vigilancia completo, tan perfeccionado como aparece en un modelo tipo panóptico. Foucault nos explica que “una arquitectura que ya no está hecha simplemente para ser vista (fausto de los palacios), o para vigilar el espacio exterior (geometría de las fortalezas), sino para permitir un control articulado y detallado –para hacer visibles a quienes se encuentran dentro”[2]. Las calles del centro de Santiago ofrecen variados recovecos por donde es posible escapar de las cámaras. Las grandes cantidades de personas que circulan también entorpecen la vigilancia, facilitando al desviante el pasar inadvertido dentro de los grandes tumultos. Como ejemplo, una anécdota: en una ocasión, mientras hacía unas compras, un vendedor del Johnson’s de Paseo Ahumada me relataba cómo los vendedores ambulantes, típicos de Ahumada, utilizan a menudo el recinto (que no contaba con una vigilancia muy estricta) para esconderse mientras ocurrían las redadas policíacas, y para hacer cuentas de lo ganado durante el día.


El centro comercial es un caso distinto. Este tipo de construcción nació en medio del siglo XX, con necesidades propias del siglo XX: la vigilancia, la disciplina y el control de los individuos son exigencias propias de nuestros tiempos. El centro comercial ha sido pensado, desde el primer bloque de hormigón, para ofrecer la máxima seguridad a quienes acuden inocentemente a comprar algo o a pasar un buen rato. Una pequeña descripción de la seguridad en Parque Arauco incluye: “más de 200 cámaras de vigilancias con monitoreo las 24 horas del día; una mayor cantidad de guardias de seguridad, y botones de alarma conectados con Carabineros, entre otras”[3].


El centro comercial es una institución distinta al Estado, por ser una propiedad privada. El presupuesto para implementar aparatos disciplinarios varía más (a mayor presupuesto disponible, mejor sistema de seguridad) y el manejo de estos es mucho más fiel a intereses individuales detectables. A la vez, existen menos restricciones para ejercer poder por sobre las personas que en la vía, donde estos pueden ampararse en derechos y constituciones. El centro comercial es también la agrupación de los intereses comerciales de varias empresas, que se sienten temerosos por las posibles violentaciones que puedan sufrir; esto les sirve como justificación para maximizar la vigilancia aplicada a niveles absurdos. Quien quiera que se adentre en un centro comercial, tiene que estar dispuesto (inconscientemente por supuesto, de acuerdo a lo tratado con anterioridad) a ser vigilado de forma asfixiante. Es una manifestación de poder distinta, que funciona por medio de otras reglas. Es, en otras palabras, la dominación del capitalismo. ¿De que otra forma es posible explicar la cuantiosa seguridad en estos recintos, siendo que por ellos transitan una cantidad mucho menor de gentes que por las calles, dando menos espacios donde ocultarse (en el anonimato, “entre la masa”)?


Es posible concluir que, si una institución demuestra una mejor capacidad disciplinaria, entonces esta institución es más poderosa. Lo descrito en este ensayo, y lo que se concluye de él, coincide con los numerosos teóricos que afirman que actualmente la institución del Mercado, representado por el neoliberalismo, es la mayor determinante de nuestras vidas, aún más que el Estado.


[1] Un informe más detallado de los sistemas de vigilancia operantes se puede encontrar en http://www.municipalidaddesantiago.cl/seguridad/seguridad.php

[2] Vigilar y Castigar, p. 177

[3] (http://www.vertv.cl/2006/11/aumentan_seguridad_en_tiendas.html . Aunque es un caso extremo, debido a la preocupación por el alto índice de robos en la época navideña, pienso que de todas formas es buen ejemplificador de lo elaborada que puede llegar a ser la vigilancia)

2 comentarios:

socióblogo dijo...

Hay quienes llevan este argumento del mall como espacio disciplinario más al extremo, al punto de suponer que ahí dentro están determinados y normados los recorridos posibles, las acciones posibles y conductas posibles.

Claro, si uno intenta entrar al mall con carteles que digan 'No a Piñera', posiblemente uno será expulsado. Pero, tal lo como dices, no sé si los espacios públicos presentan un mejor panorama para la disidencia: en un régimen de gobierno totalitario a uno le pueden mandar a pasar los tanques por encima.

Por otro lado, hace unas 3 semanas fui al Alto Las Condes, fui a la Antártica, me compré la Imaginación Sociológica de Wright Mills (7 lucas, me pareció barato y lo adquirí), después me compré un litro de cerveza, un completo y me senté a leer durante 1 hora en el lugar de las comidas. No me sentí para nada oprimido o vigilado.

Anónimo dijo...

Saludos, muy interesante el post, espero que sigas actualizandolo!