Amigos, convidados, flaneurs, debo confesarles que este será el último post en bastante tiempo. Puedo citar variadas razones, pero por ahora me quedaré con la más obvia: estoy trabajando en mi tesis, y el tiempo, de la nada, se me ha vuelto un bien diminuto y precioso que debo saber utilizar. Debo preocuparme por otras cuestiones, y desafortunadamente este blog es algo que ya no me puedo costear mantener. Así que, al menos por un tiempo, dejaré de escribir.
Aprendí mucho de mi experiencia como blogger. Primero que nada, que es un ejercicio político. A menos que tengas un séquito de amigos dispuestos a leerte en cuanto publiques (o que al menos, tengas la paciencia como para hincharlos hasta que se rindan y acudan), el hacer de tu sitio una visita regular para otros requiere de una visión estética, de saber relacionarse con la red bloguera. Nunca fui especialmente habilidoso en ninguna de estas tareas.
De lo que sí puedo enorgullecerme es de mi puntualidad: sin contar aquel incidente del verano, publiqué siempre algo nuevo, en la fecha estimada. Me tomé en serio mi trabajo, haciendo de “lo etéreo…” algo más que un pasatiempo o un llamado de atención para los colegas. Me desagrada cuando la gente se hace un blog, suben material en un plazo de meses, y te huevean para que los admires cada vez que la ocasión particular ha llegado. Y sí, se que al decir esto me he ganado un par de enemigos (varios amigos incluidos).
Puedo decir que mi escritura es buena, no perfecta, pero amena; y que, salvo en contadas excepciones, no me expedí en la línea entre lo periodísticamente superficial y lo jodidamente académico. Quizás peco de ser un poco complicado en mi temática para el medio. Un blog requiere una cierta simplicidad y/o brevedad para pillar al paseante virtual, lo que no discrimino; entiendo que es una característica más del medio, donde la oferta es prácticamente infinita y el tempo es escaso. Y admito que mis temáticas pueden ser a menudo demasiado oscuras para el lector, y que apunto a públicos demasiado disímiles.
En fin… dejando el cinismo de lado, sé que varios por allí me leyendo y lo disfrutaron. Lo más valientes, hasta agregaron sus comentarios. Lo lamento, muchachos, pero hasta acá llego.
Sí, me gustaría seguir en un futuro cercano, cuando me sienta menos atrapado por las obligaciones. Lo más seguro es que empiece de borrón y cuenta nueva, en otra página (otra razón de mi lista: me cambié de mail y quiero deshacerme del que usé para inscribir este blog). Sepan que, cuando llegue el momento se les avisará a los interesados.
Fue una experiencia entretenida, y me ayudó a sacarme el académico que tenía encima. Nos veremos en otra hora, otro canal.
-Vicente Vadich